Te odio

Capítulo 63

Todo carece de sentido si no me imagino tu cuerpo desnudo. A todas horas. A cada minuto.

No es ninguna novedad. Te observo cada vez que te inclinas, para mirarte las tetas. Si no llevas sujetador me haces un favor.

Como cuando me dices que no llevas bragas debajo de esa falda.

No todo es sexo, pero sin él, no pienso.

Todo no se reduce a tu cuerpo, pero sin él, no puedo tener sexo.

Puedo ser obsceno.

Andarme por las ramas.

Mientras tú, me tienes ganas.

Quieres follar.

Y te sobran las frases donde digo que te voy a comer todo el.

Coño.

Porque sabes que haces conmigo lo que quieres.

Mandas más que hablas.

Sólo pretendes.

Joder.

Como cuando me pasas fotos de lo que hay en tu plato, que sabes que las detesto.

Necesitas cabrearme.

Para que mi yo más irracional te llame por teléfono.

Y te explique con pelos y señales,

todos mis deseos.

Todos sexuales.

Lo normal es que te asustes

y no lo hagas más.

Pero tú. Eres harina de otro costal.

Conozco al diablo gracias al destello que se producen en tus ojos. Cuando me miras con el ansia de comer el fruto prohibido.

Me hago una idea de cómo sonaría el infierno gracias a tus gritos. Cuando tu piel entra al contacto con la mía.

Desgarrándome la espalda con tus uñas, dejándome sin aliento.

Parece algo loco, desbocado.

Sin frenos.

Controlas los tiempos.

Conoces mis puntos flacos.

Me mientes,

cuando te pregunto si has llegado,

para volver a correrte.

Ahora dime lo que sientes.

Cuando aparece una leve y malvada

sonrisa en tu rostro.

Consigues que acabe abatido.

Sin fuerzas.

Te odio.