Te gusta. Te gusto.

Capítulo 35

Finges que no te importo lo más mínimo.

Pero cuando me hablas noto ese brillo en tus ojos.

Dices no querer seguir con el juego.

Pero aún así tiras la piedra y escondes la mano.

Y yo busco el contacto.

Eres como una aguja en un pajar.

Sólo quieres irte lejos,

lejos para olvidar(me).

Pero no te dejo. Me niego.

Te encierro en mis pensamientos.

Mi alter ego me dice que no. Porque yo soy un amor, incapaz de hacerte daño. Tengo que resignarme por mucho que me duela, tengo que dejar que te vayas.

Pero ya es demasiado tarde.

Tengo mis manos manchadas de mi propia sangre.

He matado a mi alter ego.

Porque en realidad aquí mando yo.

Y tú te quedas.

Conmigo. Desnuda.

Para acostarnos (de nuevo) juntos.

Tocarte alrededor de tus labios con mis dedos para que me des un beso.

Acariciarte poco a poco pero sin ritmo, así como muy nervioso por hacerte de todo.

Como si fueras algo prohibido.

Morderte muy fuerte tus zonas más sensibles.

Observar cómo se eriza tu piel.

Me encanta cómo me miras cuando piensas que no te veo y estoy ocupado.

Me agarras del pelo porque sientes que tienes que hacerlo.

Pones tus manos alrededor de mi cuello.

Siento todo tu peso encima.

Gritas en plan intensa.

Sigues pensando que esto no va a llevarnos a buen puerto.

Pero admítelo.

Te gusta.

Te gusto.