Estás enfadada

Capítulo 41

Me gritas, me insultas.

Todo pasa por tu mente.

Para ti no se ha inventado todavía, una máquina de tortura exclusivamente para mi.

Y ya no te doy pena.

Conoces mis pocos puntos fuertes.

Estás enfadada.

Cansada de sacar lo bueno de mi persona.

Meces en tus cábalas unas palabras.

Una frase en voz baja.

("Hijo de p*")

Quizás tenga un efecto muelle en ti y haga amortiguar el impacto.

Quizás la rozadura contra el asfalto haya quemado mis últimas naves.

No me crees cuando te digo que puedo hacerlo mejor.

Y no te culpo.

Porque tú lo eres todo.

Eres mía y ese modo de verlo se llama egoísmo.

Esa manera de hacerte sentir es único.

Se llama inconformismo.

Abrazarte como sólo yo lo hago.

Endulzarte el oído con tanta magia que parecerá un hechizo.

Besarte lento.

Cerrar los ojos mientras lo hago.

Enloquecer cuando estás cerca.

De cero a cien.

No son mis palabras la clave.

Es el lenguaje de signos.

Me miras. Te miro.

El siguiente paso es sentirnos.

Por favor te lo pido.

Si ya no me quieres.

Dímelo.