En el rellano
- navarropjr
- 6 oct 2023
- 2 Min. de lectura
Capítulo 65
Vivo atrapado en ese momento. En ese instante, donde fuimos más que obscenos. Atrevidos, fogosos, irresponsables, insensatos.
Todavía pienso a día de hoy, si alguien nos estaría observando, desde alguna mirilla.
Porque quieras o no. Hacíamos ruido. Aunque fuéramos despacio y las luces estuvieran apagadas.
Pero... ¡joder, que era de día!
No sé quién iba más mojado. Pero es que tus partes y las mias estaban conectadas, como si fueran imanes. Pasabas cerca mía e inevitablemente nos rozábamos, como animales en celo.
Recuerdo que te miraba todo el rato, y cada gesto de tu cara era un poema (incluso se te caía la baba). Ni siquiera te tocaba las tetas. Mira que es una de mis pasiones. Pero sólo esta vez, mis manos estaban más ocupadas en agarrarse a la barandilla. Para no caernos, básicamente. Es difícil hacerlo en unas escaleras.
Y es aquí donde conocí, a la famosa intensidad, cuando todo no es meter y sacar. Sólo importaban las ganas. Las ganas de sudar. Con cada movimiento, convertirlo en arte. Sin precipitarse. Llevar al orgasmo a una situación límite, como la que estábamos experimentando. Saboreando los segundos como si fueran helado derritiendose en pleno verano.
Sentir esa conexión, follándonos duro con los ojos pero yendo lento, suave. Podría correrme de nuevo tan sólo de pensarlo.
Ninguna droga es capaz de hacer sentir lo que sientes, haciéndolo de esa manera.
Por estas razones, tuvimos que repetir. Ya teníamos experiencia. Fue incluso mejor, porque venías preparada con tu falda (mucho más cómodo, subirla y penetrar). La primera vez pasó que no nos pudimos controlar, contener.
La segunda vez fue puro vicio. Puro extasis.
No hay dos sin tres. ¿Volvemos a repetir?
Коментарі