5 maneras de decirte que eres mía

Capítulo 50

1.

Busco el desorden que anhelas. La espada con la que Damocles me atormenta.

Pierdo los nervios y me encuentra tu locura.

Me miras con esos ojos y me faltan adjetivos.

Te necesito.

Por más veces que grito no me quieres oír.

Me has convertido en un encantador de serpientes.

Eres la musa y a la vez, mi enemiga.

Porque me quieres.

Porque no puedo dejar de ser tuyo.

Y tú...

No puedes dejar de ser mía.

2.

Una canción, de los dos. Susurrada en tu oído. La magia que nos une compuesta por notas musicales.

Acordes que suenan cuando mi piel entra en contacto con la tuya.

No es solamente una armonía.

Es algo más.

La palabra intensidad tiene sentido cuando me besas.

Cuando me abrazas suena la novena sinfonía.

3.

Drogada la vena de mi sensibilidad por tus besos, desestabilizo este fiasco absurdo, esa volatidez en lo frágil.

Soy el origen de lo que soy, y soy de naturaleza extraña.

Y a mi me sale, asumir tu circunstancia y abrazarte. El saberlotodo de tu cuerpo, milímetro a milímetro.

Fotografiar todos y cada uno de tus gestos.

Tirar los trastos de la mesa al suelo. Acomodarte en mi regazo. Ocupar todo tu espacio.

Yo desestabilizo a la mismísima noche convirtiéndote en la única estrella que ilumina.

Porque claro está...

Eres mía.

4.

Entro a escondidas en tu habitación y me pongo...

a mirar.

Mis ojos se acostumbran a la oscuridad y logro verte semi desnuda en la cama.

Me conoces. Sabes que me gusta este juego.

Tú durmiendo y yo pensando cómo hacerlo.

Esta vez no dejaré ningún cabo suelto.

Ninguna de tus manos se librarán de la cuerda, esa que te sujeta al cabecero.

Necesito que tus piernas sean libres. Para poder apartarlas a mi antojo.

Te trataré bien dentro de la gravedad de mis deseos. De mis fantasías.

Eres mía y quiero que lo sepas.

No hay día que no quiera hacerte una de las mías.

5.

Siempre encuentras la manera para tocarme la...

moral.

Eres la única que haces por deshacer.

El nudo de mi garganta cuando tengo ganas de llorar.

Tengo ganas de hacerlo. Otra vez.

Una y otra vez.

En la consistencia de tus besos esta oculto mi deseo más irracional.

Me dejas inconsciente sin llegar a contar hasta tres.

Como un truco de magia apareces para hacerme volar.

Y es que te quiero con todas las letras.

Joder.

Te quiero.